“Una persona que se siente culpable se convierte en su propio verdugo”, Lucio Anneo Séneca
La culpa es una de las emociones más corrosivas, ya que instala en nuestro interior, toma posesión y si no ponemos remedio nos va consumiendo poco a poco…
Además, condiciona nuestros comportamientos y nuestras decisiones. Pero donde más mella hace es en las relaciones, especialmente en la que mantenemos con nosotros mismos: baja nuestra autoestima, tendemos a pensar que merecemos un castigo, incluso puede abocarnos a comportamientos autodestructivos cuando el dolor se hace insoportable.
Por eso gestionar bien esta emoción es fundamental para nuestro bienestar emocional: Como todas las emociones, cuando aparece la culpa nos aporta información muy valiosa a cerca de las consecuencias de nuestros actos. Y nos prepara para rectificar y para aprender de lo ocurrido.
Cuando la normalizamos y no hacemos nada para gestionarla es cuando puede atraparnos como si de una mazmorra se tratase. Y empezamos a maltratarnos siguiendo la creencia tan arraigada en nuestra cultura de la asociación “Culpa-Castigo”.
La buena gestión de la culpa empieza por cambiar “Culpa-Castigo” por “Responsabilidad-Reparación”.
¿Cómo conseguirlo?
- Asume la responsabilidad de tus actos. Lo único que nos libera de la culpa es aceptar la responsabilidad.
- Aprende de tus errores
- Aprende a aceptarte tal y como eres. Perdonarnos significa aceptar que no somos perfectos y que podemos aprender
- Reflexiona: ¿Cómo puedes compensar o reparar aquello por lo que te sientes culpable?
En algunas ocasiones es posible ya no tenga remedio. Asume igualmente tu responsabilidad y busca la forma de repararlo.
De este tema habló mucho Gandhi. Para él, no había ningún mal que no se pudiera compensar. A un hombre hindú que se quería quitar la vida por haber matado a un niño islámico, le propuso que buscase niños huérfanos de esa religión y los criase como si fueran sus propios hijos:
Todos podemos “reparar” los males cometidos: por grande que haya sido el fallo, más grande puede ser aún la reparación…
Montse Martínez. Tu presidenta, Máster en Psicoterapia e Inteligencia Emocional.